domingo, 22 de agosto de 2010

Salvamento Acuático noticias del año 1915

Hoy quisiera daros a conocer a un autor Santiago Mestres Fossas, en el año 1915 escribió el libro “ natación”.

En el nos habla de las cualidades esenciales de la natación, los estilos, los concursos, los juegos en el agua y una introducción al salvamento acuático, estos son los temas que este autor aborda en este libro pionero en la natación española.

Creo que era de justicia que cuando menos hiciéramos una referencia de una persona que hace 95 años nos hablaba del salvamento acuático, a continuación expongo algunas cosas que el escribía en su ultimo capitulo de este libro.

En este último capítulo de su libro, Santiago Mestres Fossas hace una serie de

comentarios acerca del salvamento acuático, del que se pregunta “¿Por qué este

abandono?“ (Pág. 195). Comienza con una serie de consejos acerca de los agarres

del náufrago, que pueden ser éstos: cogida de las manos, cogida de la cabeza,

combinación de los dos anteriores y cogida de espalda. El modo de transportar a

la víctima será ambos en posición supina y la víctima descansando sobre el pecho

del salvador, que irá propulsándose hacia atrás con patadas en el agua, agarrando

al náufrago por la zona lateral de la cabeza. En cuanto al entrenamiento de salvamento

acuático, se propone una progresión: zambullidas diversas en el agua con

los ojos abiertos, nado hacia la víctima, traslado de la víctima por el agua hasta la

orilla y, por último, captura de la víctima que está hundida en el fondo del medio

Acuático. Después, Mestres Fossas hace diecinueve advertencias y consejos para

prevenir y evitar accidentes, entre los que destacan algunos: no intentar salvar a

una persona en solitario, sino acompañado de otro rescatador; zafarse de la víctima

si ésta intenta hundir al salvador; evitar bromas; evitar zambullirse de cabeza

en lugares en los que no se ve el fondo o las rocas; usar tapones si se padece de

molestias de oído; consultar al médico previamente en caso de enfermedades o

afecciones del corazón o propensión a desmayos o infartos.

Para terminar con el capítulo, el autor propone unos pasos sencillos para auxiliar a

un asfixiado: colocarle en posición lateral, desnudarle, limpiarle la boca y la nariz,

mantenerle la boca abierta y por último una técnica que hoy en día puede extrañar

a quienes practican salvamento:

“Con bastante fuerza estirar la lengua de la víctima. Al mismo tiempo, elevarle los

brazos y mantenérselos así durante dos segundos, poniendo las manos en el vientre,

con lo cual se ayudará a que se realice una inspiración. Luego, al aflojar la

lengua, sin abandonarla y bajar los brazos, obteniéndose una aspiración. Los dos

movimientos van sucediéndose alternativamente”.

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